martes, 2 de diciembre de 2008

Música, proyecto ejemplar


Tal como están las cosas en nuestro país, donde basta intervenir casi cualquier teléfono de casi cualquier autoridad o funcionario público para comprobar que están comprometidos en hechos corruptos; donde los pobladores toman las carreteras, impiden el libre tránsito, lanzan piedras, destruyen su propia ciudad - como en los recientes hechos ocurridos en Tacna- para reclamos que pueden ser justos pero dejan de serlo en cuanto se exigen desde la irracionalidad de la violencia; en suma, en esta enrarecida y confusa situación signada por la desconfianza, el escepticismo, la falta de fé, el cinismo generalizado, uno se pregunta si será posible encontar, cien, cincuenta, diez autoridades, líderes, dirigentes que crean honestamente, como lo creyó el maestro Abrau "Que la música es una herramienta de lucha contra la pobreza y la marginalidda".


En apariencia, nada tienen que ver la corrupción política, la pobreza o la marginalidad, la violencia, el desorden, el vandalismo con la música.


Los primeros pertenecen al ámbito de los problemas "políticos", "sociales", y económicos; la música es un tema de la sección "cultural".


Pero el sistema de Orquestas Infantiles y Juveniles de Venezuela, que acaba de recibir el Premio Príncipe de Asturias a las Artes, por conjugar "la máxima calidad artística y una profunda convicciónética aplicada a la mejora de la realidad social", muestra de manera evidente que su fundador, Jose Antonio Abrau, tenía razón cuando en 1975, concibió el proyecto de introducir en la música clásica a niños y jovenes venezolanos, en especial a los de menores recursos económicos.


Hoy, pasados los 33 años el sistema está conformado por 120 orquestas juveniles y 60 infantiles; promueve talleres donde niños y jovenes aprenden a construir y a reparar instrumentos y existen también programas para niños con discapacidades, como el Coro de Manos Blancas, integrado por niños sordos.


La música dice Gustavo Dudamel, quien desde muy niño ingreso al sistema donde aprendió a tocar el violín y se formo como director de orquesta, "Salva vidas en mi país; ha rescatado las ilusiones de centenares de miles de niños y jovenes".


Este proyecto, que ha demostrado el valor educativo de la música para la dignidad del ser humano se nos presenta como una lección que invita a seguir su ejemplo.

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