viernes, 27 de junio de 2008

Era un niño

Estaba yo por la Av. Independencia en un taxi, cuando observé que el tránsito avanzaba lentamente por una manifestación.
Noté que los vehiculos hacian un extraño viraje como esquivando algun bulto del camino.
Vi que el auto delantero, al doblar, rozaba los cabellos de un ser humano. Estaba en el suelo "obviamente muerto", el tránsito se detuvo de nuevo justo al lado del tumulto.
Me sorpendió ver un montón de caras (incluyendo choferes, pasajeros y transeúntes) que obserbaban friamente un "cadáver"y nisiquiera le ponían un periódico encima. Era un niño.
Puder ver que el niño tenía los ojos totalmente abiertos, mirando fijamente al cielo, las piernas rigidamente estiradas...¿epilepsia?
Pasaron unos segundos y el "muerto" empezó a moverse, se incorporó con ayuda. Esbozó una mueca indescifrable, como de alguien que despierta de un sueño doloroso. Lo sentaron, empezó a llorar y con dificultad saco un papel del bolsillo de su camisita, el papel decía "Hospital Goyeneche EMERGENCIA" tenía un sello y algo escrito. Su portador gemia queriendo hacerse entender. Alguien sugirió "debe ser una receta" y así era.
Queria los medicamentos y estos fueron traidos de una botica por una señora que obró de buena samaritana.
Llegó un patrullero llamado sabe Dios por quién, la presencia policial atrajo aún mas gente. La policía le hizo varias preguntas pacientemente. El niño empezó a hablar a medias. La policía tradujo que además de los medicamentos lloraba porque quería comprar una bolsa de caramelos para venderlos pues el dia anterior le habian robado la suya.
Balbuceó que costaba seis soles. Los policías le contestaron que en la calle Pierola podia conseguir una por cuatro o cinco soles y se promovió una colecta que arrojó doce soles (un obserbador se encargó de hacer pública la suma obtenida) para comprar por lo menos dos bolsas de caramelos y algo de comer (su desesperada miseria me hacía sentirme, por contraste una malagradecida frente a Dios; todo l oque yo tengo, a este niño le faltaba).
Como aún no dominaba bien sus movimientos, le enseñaron la suma y la metieron en su bolsillo. Era mucha la gente en el tumulto y yo en el taxi siendo observadora en primera fila de este nefasto suceso.
La dotación del patrullero, preocupada por el tumulto, quería terminar ya con el incidente pues ya bastante ajetreo había con la maniestación, le preguntaron donde vivía y respondió que en "Horacio Zevallos" en Socabaya.
Le ofrecieron dejarlo en el paradero de la combi y fué literalmete despeachado en esta aun detenida por el tránsito.
A los dos minutos aproximadamente el tránsito retornó a la normalidad.
Mientras el taxi avanzaba me senti perturbada e iba preguntandome ¿Por qué en emergencia le dieron la receta sabiendo que era pobre y no le dieron los medicamentos por medio del SIS (seguro integral de salud)? más sabiendo que era un niño¿ por qué lo dejaron ir? ¿Por qué el patrullero no lo llevó a su casa? ¿Por qué fui mala cristiana y no lo llevé a su vivienda o me aseguré de que comprara los caramelos o que comiera algo?.
Y sobre todo ¿Quién difunde esa costumbre asesina de No recoger al hombre tirado en la calle? ¿Quién conoce a alguien sentenciado por ayudar a otro que "se muere"? ¿No será que los "peligros " que se nos advierte, los aceptamos rapidamente porque así todo es más fácil y no nos "complicamos" la vida?
Las autoridades deberían precisar el deber del ciudadano cuando ocurren hechos así, lo contrario sería permitir que los autos arrollen a cualquiera que tenga la desgracia de caer en la pista.
Asi por poco no le ocurrió al niño de esta historia, quién no obstante su condición humana (a imagen y semejanza) fué abandonado por sus congéneres, como si fuese un perro en agonía.

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