jueves, 20 de noviembre de 2008

Promoviendo la lectura


Si un chico crece viendo que los que lo rodean usan libros o revistas para aprender, gozar y crecer espiritualmente, es probable que también se convierta en lector.

Dicen que los padre deben de leer textos en voz alta a asus hijos, por lo menos, durante 15 minutos diarios. Así planteada la cosa, no cabe duda de que se trata de una buena idea. Leer un cuento supone un conjunto de cosas que son positivas: interacción afectiva, permite modular palabras con emoción, actuar sentimientos y dar vida a un discurso a través del contacto entre adulto y el niño. ¡Que más se puede pedir!

Sin embargo la pregunta es ¿Para qué? y ¿Dentro de que contexto? Una lectura cotidiana en voz alta no le puede hacer daño a nadie, pero si a quienes la hacen solo estan poniendo una moda más, tiene poco sentido.

Para saber el tipo de actitud que nuestros hijos tendran frente a la lectura, hay que comenzar por preguntarnos lo que significan los libros para nosotros. Si se trata de instrumentos para gozar, aprender, gozar, crecer, explorar e ir mas allá de nuestra experiencia, desde el primer momento tendrá un enorme valor.

Si estamos habituados a comentar con los chicos lo que leemos, pero tambien lo que vemos y lo que vivimos, leerles en voz alta aerá de enorme utilidad. Si nada de ello tiene relevancia en nuestras vidas, la lectura en voz alta tendrá valor de ejercicio y nada más.

Existen 3 tipos de lectores:
Los que leen con el fin de crecer espiritualmente, tener experiencias estéticas y complementar sus vivencias; los que leen para informarse, capacitarse y divertirse; y, finalmente, los que usan la lectura mínimamente para resolver problemas que lo requieran, como usar la guía telefónica para encontrar un teléfono, llenar un formulario para hacer un trámite o un letrero para orientarse.

En una sociedad desarrollada, la mayor parte de la gente está en esta segunda categoría y es probable que, en nuestro país, muchisimas personas se encuentren en la tercera.
Si un chico crece viendo que los que lo rodean usan libros o revistas para aprender, gozar y crecer espiritualmente, es probable que en su momento, se convierta en lector. Si los padres desde el principio coniverten los libros en objetos interesantes que los vinvulan con sus hijos a través de la dramatización, contar cuentos antes de dormir, narrar historias o inventarlas, seguramente que los jóvenes, además de aprovechar todo ello en su crecimiento, serán en el futuro lectores de alguno de los dos primeros tipos.
Es importante, por último recordar que el efecto no es inmediato.
Los libros tienen en nuestra época mucha competencia: Videojuegos y computadoras, por no mencionar sino dos.
Seguramente aún en un hogar de lectores los chicos dividirán su tiempo entre varias opciones, lo cual es sano. Pero, a la larga, terminarán por usar los libros, y eso es lo m{as importante.

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